Variedades, Ciencia y Tecnología

Los países con el mejor café del mundo

Los países mejores productores de Café del mundo, según la Organización Internacional del Café (ICO, por sus siglas en inglés)

Colombia

Probablemente Colombia sea de los primeros países que se nos vengan a la cabeza cuando hablamos sobre café, aunque Brasil sea el principal exportador mundial de la variedad arábica. Sin embargo, hay una serie de factores que diferencian el producto colombiano del resto, como son el clima tropical o la recolección manual.

«El café colombiano fue el primer café que generó una identidad de marca», aseguraba para la BBC el gerente general de la Federación Nacional de cafeteros en Colombia, Roberto Vélez. Y eso, en gran parte, se debe a la creación del personaje de Juan Valdez en 1959.

Juan Valdez nació con el objetivo de destacar internacionalmente que, a diferencia de otros países, en Colombia no mezclaban granos de café de distintos orígenes, sino que era producción 100% colombiana. El personaje, acompañado de su mula Conchita, llegó a periódicos de importante renombre, como The New York Times, junto a lemas como «El café de Colombia conquistó Nueva York».

Las campañas protagonizadas por este personaje criollo fueron «muy exitosas», según el experto en denominación de origen, Luis Fernando Samper, que afirmaba, para la BBC, que logró que, además de en Colombia, el resto del mundo considerara que «el café colombiano era el mejor del mundo».

Etiopía

Y, al otro lado del charco, en el continente africano, encontramos la cuna del café: Etiopía. De este país proceden la mayoría de las variedades genéticas del café arábico.

Según cuenta la leyenda, el origen del consumo del café se encuentra en un joven pastor llamado Kaldi que quedó sorprendido con la enérgica reacción de sus cabras después de haber probado unos frutos rojos que este desconocía. Por ello, él mismo decidió probarlos y, cuando comprobó que él se encontraba en el mismo estado de agitación que sus cabras, decidió llevárselas al imam de la mezquita más cercana. El religioso decidió hacer una infusión con los granos para que sus discípulos no se durmieran durante las oraciones nocturnas. Poco a poco, el boca a boca propagó los efectos de esta bebida hasta nuestros días.

Más allá de la leyenda, los historiadores han situado el origen de la bebida en las regiones montañosas etíopes, alrededor del siglo IX. Desde allí, se llevó hasta Yemen, el país vecino que se encuentra al sur de la península Arábica. Más adelante, las plantas del café llegaron a la India y, más tarde, terminó por ser introducido en Europa, cuyo consumo se generalizó hacia el siglo XVIII.

El café etíope se cultiva en las zonas de mayor altitud del país, como la zona de Sidamo, donde hay una mayor humedad y el suelo es más fértil. Debido a esta altitud, la cosecha es más tardía, pero da lugar a un producto especialmente delicado, no demasiado ácido y con un intenso aroma.

México

Al igual que en Etiopía, México también cuenta con el clima y la altura ideales para cosechar un buen café, en este caso, de las variedades arábica y robusta. A diferencia del arábico, el café robusto es más resistente y con más cafeína —la variable arábica tiene entre un 1,1 y 1,7% de cafeína frente al 2-4,5% de la variable robusta—, por lo que tiene un sabor más amargo y se emplea más en las bebidas solubles.

Y, a pesar de las similitudes climáticas con el país etiope, el café tardó unos pocos más de siglos en llegar a Centroamérica. Más concretamente, a finales del siglo XVIII ya hay indicios de plantaciones cafeteras en la región de Veracruz. Sin embargo, el principal estado productor del café en México es Chiapas.

Se trata de un café distinguido con la categoría de denominación de origen y considerado de alta calidad. Su aroma y acidez intensas se combinan con un sabor agradable, no demasiado fuerte.

Es muy común en las zonas más rurales de México, a diferencia de otros países, preparar el café en una olla de barro, preparándolo con otras especias, como canela.

Vietnam

Aunque a muchos les pueda sorprender, Vietnam fue, según la ICO, en 2019/2020 el segundo principal exportador de café a nivel mundial, por detrás de Brasil.

Cuando pensamos en café, generalmente se nos vienen a la cabeza otros países, como los que hemos estado viendo hasta ahora. Así que, ¿cómo puede ser que Vietnam se haya convertido en uno de los gigantes del café? Pues nos remontamos al Vietnam de posguerra, cuando, a finales de los 70 y principios de los 80 la agricultura no estaba dando ningún resultado. Entonces, en 1986, los soviéticos decidieron apostar por las plantaciones de café.

Poco a poco, Vietnam se fue recuperando de la guerra y, según los datos de la BBC, si en la década de 1990, un 60% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza, 30 años después esta cifra descendió a menos del 10%.

El consumo de café en el país asiático es muy distinto al que estamos acostumbrados en Occidente. En vez de mezclarlo con leche, lo combinan con un poco de yogurt o con yema de huevo, leche condensada o de coco, con un poco de sal o, incluso, le añaden algo de fruta.

Indonesia

De todos los cafés del mundo, el que está considerado como «el más exótico» procede de Indonesia. Su nombre es el kopi luwak o café de civeta y su elaboración es de lo más soprendente.

La planta del café da unos frutos de color rojo que la civeta ingiere. Sin embargo, el grano de café que los frutos llevan en su interior no los digiere, aunque sí les aporta más sabor gracias a la modificación química que producen las enzimas, por lo que en los excrementos del animal estos se encuentran enteros. Po

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