Cultura

El Día de la Candelaria en Cuba

Cada 2 de febrero se realiza la conmemoración a la Virgen . La tradición nace en las Islas Canarias, España; donde se festeja con un desfile militar ante el Presidente y el Rey, la fiesta se extiende por varios días y se realiza en la Basílica de la Virgen de la Candelaria.

En Cuba, este día enmarca una celebración vibrante y colorida, que combina elementos de la religión católica con las tradiciones de la religión Yoruba, arraigada en la cultura afrocubana. Esta festividad es un ejemplo vivo de la sincretización religiosa que ha caracterizado a la isla durante siglos.

La Candelaria en Cuba es un homenaje a la Virgen de la Candelaria, figura católica que coincide con la deidad Yoruba Oshun, considerada la diosa del amor, la fertilidad y el agua dulce. Esta fusión religiosa refleja la compleja historia de la isla, donde las creencias africanas fueron adaptadas y preservadas por los esclavos traídos durante la época colonial.

La celebración comienza con fervientes devotos que acuden a las iglesias para participar en misas especiales dedicadas a la Virgen de la Candelaria. Durante estos servicios religiosos, se llevan a cabo procesiones donde se llevan estatuas de la Virgen y se cantan himnos en su honor.

Sin embargo, la verdadera esencia de la celebración se encuentra en los rituales afrocubanos que tienen lugar fuera de las iglesias. En muchos hogares y comunidades, se preparan altares dedicados a Oshun, adornados con flores, velas, frutas y otros objetos simbólicos. Se realizan ofrendas de miel, melaza, dulces y perfumes, como muestra de gratitud y veneración hacia esta deidad.

La música y la danza son elementos fundamentales de la celebración. Se realizan espectáculos de música afrocubana, como la rumba y el son, acompañados de bailes llenos de energía y colorido. Estas expresiones artísticas no solo son una forma de celebrar, sino también una manera de conectar con lo divino y con las raíces culturales profundas de la isla.

Cada Celebración de la Candelaria en Cuba es un testimonio vivo de la diversidad religiosa y cultural de la isla. Es una oportunidad para reflexionar sobre la rica herencia afrocubana y para celebrar la fe, la música y la danza que forman parte del tejido social cubano.